lunes, octubre 23, 2006

COSILLAS 2

No podía olvidar mi pasado, tan solo podía, ocultarlo. Apoyando las manos en aquel gran espejo, caí en la cuenta, que mi vida era una cadena de sucesivos tropiezos. Miro hacia atrás y no veo ni un solo momento en lo que todo marchase perfectamente. Mi vida se asemejaba, al juego de los platillos, nunca giraban todos al unísono, siempre se tambaleaba alguno, y tenia que ir en su ayuda para que todo no se fuese a la mierda. Nunca tuve esa serenidad de decir, me va todo bien, siempre con problemas, casi siempre amorosos. Ahí tampoco he tenido suerte ninguna… a veces ya pierdo las esperanzas, como hoy. No se que hacer, si dejar que mis sentimientos fluyan por mis venas, dejar que ese veneno que llaman amor empape mi ser, y tenga que depender tanto de el como del aire que respiro…para que un día todo me sea arrebatado, y tenga que ahogarme sin morir nunca. Esa es la peor sensación que puedes sentir… que mueras sin morir una y otra vez… que respires aire y tengas la sensación de respirar humo y sentirte débil, tan débil, que no tienes ni siquiera fuerzas para acabar con el sufrimiento de una vez por todas. Solo tienes fuerzas para pensar… algunas veces, que nada tiene sentido, y otras para pensar que el sentido de la vida esta aun por llegar. Me miro fijamente al espejo, desafiándome la mirada, como si buscase una aprobación en mi mismo, alguna aprobación, para caer rendido al suelo y llorar. Pero solo me encuentro una mirada fría, que me dice que no me hunda, aunque las lágrimas empecen a caer por las mejillas como ahora… pero que solo sean lágrimas las que caigan, no yo. Me doy la vuelta, no aguanto más esa mirada, no la aguanto porque tiene tanta razón que me da miedo afrontarla. Grabada se me quedo la mirada del espejo… grabado me quedo su mensaje… LUCHA, y el miedo no es una dificultad…sino un aliciente. Siempre me gusto jugar con fuego, siempre me gusto la adrenalina. Puede ser por eso que mi vida se basa siempre en el miedo, miedo a fracasar, miedo a perder, miedo a sufrir, miedo a tantas cosas… Ninguna oportunidad se va a acercar al suelo, las oportunidades las tengo que encontrar yo mismo. Dando vaivenes por el pasillo me auto convenzo de lo que estoy pensando, se que todo esto puede salir mal, pero también puede salir bien, y ahí esta la gracia, sin miedo no habría vida, sin miedo, no podríamos vivir. Quien es digno de vivir si no teme a la muerte, si no precia su vida, la respuesta es nadie. Todos tenemos inquietudes, y el miedo a fracasar en ellas…y es ese miedo el que nos impulsa a hacer las cosas. Por ello, corre por mis mejillas la última lágrima de autocomplacencia, y aparece la primera sonrisa en mucho tiempo.

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