
-Por qué, con tus encantamientos infernales, me has arrancado a la tranquilidad de mi primera vida... El sol y la luna brillaban para mí sin artificio; me despertaba entre apacibles pensamientos, y al amanecer plegaba mis hojas para hacer mis oraciones. No veía nada de malo, pues no tenía ojos; no escuchaba nada de malo, pues no tenía oídos; ¡pero me vengaré!
Discurso de la mandrágora en Isabel de Egipto, de Achim Von Arnim
CAP. 126 de Rayuela. Cortázar.
Discurso de la mandrágora en Isabel de Egipto, de Achim Von Arnim
CAP. 126 de Rayuela. Cortázar.
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