De pronto sintió la necesidad de reconocerse, ya que no se acordaba de quién era y qué era lo que quería de la vida. Fue corriendo al cuarto subiendo las escaleras con garbo, prisa y miedo...temía conocer su reflejo; y entonces al abrir la puerta del cuarto, allí estaba, en el mismo rincón de siempre aquél que le mostraría su verdad de forma objectiva.
Se acercó sigilosa y dubitativa hasta alcanzarlo frente a ella...y entonces se miró.
Largo rato pasó hasta que la lágrima llamó a la puerta de sus pupilas y al encontrarse esta vía libre para escapar, surgió de sus ojos en silenciosa agonía, mientras la mujer permanecía estática y pálida frente a su espejo.
De pronto surgío un corto balbuceo que decía " ¿esto soy yo?" y entonces, giró la cara hacia la ventana... la miró con otros ojos y pensó en que le diera el aire estaría bien...
Nadie se imaginaba que la chica que vivía en el octavo fuera capaz de saltar por su ventana hasta precipitarse al vacío.
Y es que ella siempre sonreía...pero en el fondo siempre quiso llorar.
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