lunes, marzo 22, 2010

Peter Pan


Dicen los cuentos que Peter Pan no quería crecer, que tenía miedo a perder la inocencia y la juventud en pos de una progresiva madurez que resecaría esa picaresca y esa dulzura que los benditos niños aún conservan...
Quise viajar a su lado pero a mi nadie me regaló el mágico poder del polvo de hada, todas las noches rezaba para poder alcanzar el país de nunca jamás aunque solo fuera en sueños...
Y de repente un día una sombra irrumpió en mi habitación a contemplarme, sorprendida y confusa me quedé quieta a ver que pasaba y de pronto entre mis sábanas llegó él, era Peter Pan, que había bajado a buscarme.
De forma abrupta me abrazó y me besó con la candidez y la pasión del que codicia un gran tesoro, me rodeaba con sus brazos, me buscaba y me mostraba como se puede ser un hombre aú siendo un niño...
La forma que tenía de tocarme me abrasaba, hacia que ardiera, mientras él se empeñaba en buscar el pozo de la juventud entre los pliegues de mi cuerpo, surcando con sus carnosos labios todos ellos, parandose a descubrir constelaciones entre mis lunares y a beber de los reconditos puntos donde su lengua hacia estragos en mi razón...conocí lo que era la pasión y la desidia de amar como un hombre aún siendo el eterno niño...y largo rato pasó hasta que comprendí una cosa: No era el polvo de hadas lo que a mí entre sus brazos y las sabanas...me hacía volar

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