miércoles, abril 14, 2010



En el bucle espacio temporal en el que se hallaba inmersa mi nebulosa, no había manera de pararse a contemplar el infinito y ponerse a cabilar en todos los posibles "fueron" y "serán".
No existía nada y eso era lo que poseía, toda mi nada... Y de pronto aparecieron.
Mi espacio fue llenándose, y a mi rededor revoloteaban, antojándose mágicas y conjuradas por algún niño travieso que nunca quiso crecer, que le asustaba crecer; y en sus ojos me ví reflejada, ví mi propia imagen a la inversa proyectada desde su retira y un brillante haz de luz en ellos que me atraía como a una polilla.

Quise resistirme -como un buen espíritu rebelde- a ir hacia la luz, pero era inevitable, ya estaba atrapada en la polvorienta brisa de escamas y magia que formaban a su paso.

Y fue ahí donde me di cuenta que habían vuelto a aparecer, no podía hacer nada por remediarlo, mutilarlas no bastaba....por mucho que las maltratase...ellas seguían haciendo acto de silenciosa presencia.


Volvían a aparecer en mi interior esas malditas mariposas.

1 comentario:

Ampita Romero dijo...

oishhhhhh :) bonito color verde