viernes, mayo 28, 2010


Me meto una cucharada en la boca y me abraso las papilas gustativas y el esófago...
Ahí decidí que mi sopa estaba demasiado caliente como para ser paladeada con afán, decidí después esperar a que se enfriara un poco y empecé a mirar por la ventana.

Cuando me quise dar cuenta, mi sopa estaba congelada y ya no era la misma, ni tenía el mismo sabor...
Le faltaba algo de calor, que antes, incluso, llegué a detestar...ahora es el ingrediente que le falta a esta intragable sopa.

PD: Creo que iré a comer un filete de ternura con patatas.

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