domingo, mayo 16, 2010


Veo caer las hojas que van formando un manto colorido en el suelo mojado.
Noto frías las manos y la nariz está congelada y sonrojada.
Quisiera llegar a casa, pero me detengo a tomar un café, a intentar entrar de nuevo en calor pero no es eso lo que me llena de fuego, ya que cuando te acercas, en un tímido beso todo desaparece...
El frío, el tiempo, el paso de las estaciones, se vuelven cosas libianas y pedecederas mientras aquí, en esta pequeña cafetería, se está dando pie a un beso inmortal que perdurará en algún que otro corazón para toda la vida...un instante de calor que si quisiera la nieve o el frío logrará adormecer.

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